Trompitos al pastor se vuelven vírales

¿A quién no le encantan los tacos? Pues con esta nueva moda no cabe duda que ya todos deseamos tener nuestros propios trompitos al pasto.
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Alondra tuvo que en mente el antojo de morder un trompo al pastor y ahora gracias a ella y su novio, los Trompitos al pastor son una realidad, de Monterrey.

El amor disparó el ingenio y el éxito de esta pareja que una tarde como cualquiera otra salieron a pasear.

“Me dice, mira que rico se ve el trompo de la taquería, dile al trompero cuánto te cobra por morderle al trompo, y le dije, para qué quieres morderle al trompo mejor yo te hago uno, y le hice unos trompitos miniatura dos días después”, nos platica Hugo, agregando que en ese entonces aún no eran novios.

El detalle terminó de enamorar a Alondra, quien nos platicó que ya se conocían desde que eran más jóvenes.

“Él y yo tenemos mucho tiempo de conocernos, entonces, con su familia él vendía tacos de trompo, allá por donde yo vivía con mis papás y yo ya le había dicho cuando estábamos adolescentes que quería morderle al trompo que vendía su papá, pero obvio el señor nunca me dejó morderle, entonces esta vez que salimos le digo, acuérdate que yo siempre he tenido el sueño de morderle al trompo y ya me dice que no, que cómo le va a decir al trompero y días después me hace mis trompitos, eso fue hace ya algunos meses no eramos novios aún”, agregó Alondra.

A partir de ahí supieron que, igual que su amor, los trompitos también iban a triunfar entre la gente y no se equivocaron pues cuando empezaron a venderlos su fama creció como la espuma y han habido noches en que se acaban en cuestión de minutos, siendo el récord 25 minutos.

Trompitos al pastor se vuelven vírales
Trompitos al pastor se vuelven vírales

Los trompitos son como una representación a escala de un trompo adobado, con todo y su piñita en la parte de arriba, se comen como si fuera un elote entero y se sirve en una cama de tortillas taqueras, acompañados de cebolla, cilantro, limón y salsa. 

Cuando comenzaron con el negocio llevaban dos días de novios, pero casi 16 años de conocerse según nos platican. 

Ahora no solo se limitan a vender en el mercadito y afuera de su casa, también llevan su idea a eventos en donde la gente los contrata, como fiestas y reuniones.

Ambos nos comparten lo agradecidos que están con los amigos y familia que los han apoyado en su emprendimiento, pero Hugo en especial dedica el triunfo a su hijo.

“A Tacho, que es mi hijo, porque Tachompon, a él y a quienes nos han ayudado, nos han acompañado y nos han dado buenos consejos y malos consejos y regaños, que han sido todos tanto como amigos clientes y familia, que sin ellos esto no estuviera funcionando”, agrega. 

Ella, por su parte, comparte este triunfo con todos los que alguna vez, igual que ella, tuvieron el sueño guajiro de clavarle el diente al trompo, directo y sin tortillas.

“Ha sido un constante aprendizaje, la verdad, también a la gente que tiene el mismo sueño de morder el trompo, que yo creo que somos todos los mexicanos, todos lo tenemos, los que no es que son raros”, comenta entre risas.

Sobre el Autor Alhelí Abundis

Jueves 25 de Abril del 2024 12:24 am