La consciencia sobre la auto protección sanitaria llegó a las tradiciones, en el Mercado 16 de septiembre el Niño Dios de la Salud dejó su tradicional vestimenta rojiblanca para utilizar pijama quirúrgica, cubrebocas y careta.
Con precios que van de los 300 a los 500, estás figuras religiosas buscan ganar adeptos pues con la pandemia, la tradición de vestir y reparar al Niño Dios para el Día de la Candelaria se ha perdido.
“Las ventas han caído hasta el 90 por ciento con la pandemia, es muy triste porque nos esforzamos pero la gente ya no viene, además también porque cerramos temprano, solo trabajamos de 8:00 de la mañana a las 4:00 de la tarde” , comentó Hugo Terrón, resanador.
Desde hace 25 años, la familia de Hugo se ha dedicado a darle nueva vida a las imágenes religiosas, pero se enfrentan a los cambios generacionales y a las crisis.
“También ha bajado año con año porque ya hay más religiones y la gente deja de buscar a sus niños, ya los que vienen son los que tienen sus imágenes desde hace ochos años y aunque la reparación completa está hasta en 400 pesos, y les sale más caro que comprar uno nuevo, prefieren arreglarlo. Las ventas han estado muy bajas, otros años a estas fechas ya no podíamos con los encargos y ahorita está muerto”.
Reconoció que si bien han causado sensación los Niños de la Salud con su mascarilla, no se venden tanto pues las familias también están afectadas por la crisis que la covid-19 ha traído consigo.
Hugo hizo un llamado a los fieles católicos a no perder la fe en tiempos de pandemia y no dejar que las tradiciones se pierdan por lo que los espera con las manos dispuestas a resanar, a crear, a ofrecer lo mejor de su local.
Pedro Pérez
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