Vestir al niño Dios es una tradición que ha pasado de generación en generación.
La celebración del Día de la Candelaria cada 2 de febrero trae consigo una serie de rituales y tradiciones que se han popularizado en nuestro país con el paso de los años.
Vestir la imagen del Niño Jesús es parte de la preparación para vivir esta fiesta solemne donde se recuerda la presentación de Cristo en el templo, posteriormente a los 40 días de nacido.
Es por ellos que con semanas de anticipación las familias o padrinos del Niño Dios acuden a diferentes negocios fijos o temporales para vestirlo con diferentes trajes en su mayoría ropones de distintos materiales y colores.
Los costos para vestir al Niño Dios van de los 60 pesos hasta los 500 pesos, dependiendo del tamaño y modelo de su elección así como accesorios que enriquecen su tierna apariencia.
TRADICIÓN FAMILIAR
En la delegación de San Felipe Tlalmimilolpan en Toluca, Estado de México la familia de Janeth Monserrat se ha dedicado por años a la fabricación de vestidos para Niños Dios, proceso que inician desde el mes de septiembre.
Familia de San Felipe Tlalmimilolpan que viste a cerca de mil 500 Niños Dios cada año.
La venta de su numeroso inventario comienza a partir del 5 de enero y finaliza hasta el 2 de febrero, tiempo en el cual han vestido de acuerdo a otro años más de mil 500 Niños Dios en su negocio conocido como “Novedades Licha”, ubicado en calle Independencia #24, esquina con 5 de Mayo.
Al interior de su tienda esta familia ofrece más de 30 modelos propios entre ellos lo más populares de este año son el “Niño de las Palomas”, “Niño del Carmen”, “Niño del Sagrado Corazón”, “Niño Bebé”, “Niño de la Abundancia”, “Niño Doctor”, “Niño San Judas Tadeo”, entre otras advocaciones.
Cabe mencionar que su negocio se ha popularizado debido a que presentan todos sus modelos en 8 tallas diferentes con la finalidad de cubrir todos los tamaños de Niño Dios, incluyendo los más diminutos que salen en la Rosca de Reyes.
Estas figuras de aproximadamente 5 cm también son vestidas por esta familia con roponcitos tejidos a mano que incluso con ingenio y mucha creatividad logran armarles diminutas sillas de madera con el fin de hacer feliz a todos sus clientes.
SÉUNO NOTICIAS/ EDUARDO ABRAHAM CRUZ VALDES / FOTOS
