El Palacio de Justicia del Estado de México se distingue no solo por ser el epicentro de la justicia, sino también por ser un santuario de arte que resguarda la identidad mexiquense. En sus paredes, dos colosales murales narran historias y tradiciones profundamente arraigadas en la región, descubriendo los tesoros murales.
Descubriendo los Tesoros Murales
El primer mural, ubicado en el descanso de las escaleras del lado norte, rinde homenaje al Valle de México. Elementos históricos y culturales, como los Arcos del Sitio y figuras icónicas como Sor Juana Inés de la Cruz, son plasmados magistralmente. La Pirámide del Sol, como símbolo de la cultura Teotihuacana, se destaca en el centro, mientras que glifos representativos de Chalco, Toluca y Cuautitlán Izcalli enmarcan la obra.
El segundo mural, en la escalera sur, sumerge al espectador en el Valle de Toluca. Se destaca la Catedral de Toluca y la migración de las mariposas monarca, simbolizando la conexión entre lo divino y lo natural. Las figuras de juzgadores y la prominente presencia del Nevado de Toluca completan esta representación artística.
La Maestría de Alfredo Nieto Martínez
Ambos murales son creaciones del muralista Alfredo Nieto Martínez, cuya fama trasciende fronteras. Colaborador de Luis Nishizawa, Nieto Martínez ha dejado un legado imborrable en el arte mexicano, especialmente en el muralismo.
Los murales del Palacio de Justicia del Estado de México son más que meras expresiones artísticas; son custodios de la identidad y el patrimonio mexiquense. A través del talento y visión de Alfredo Nieto Martínez, estas obras relatan visualmente la rica historia, cultura y valores del Estado de México, conectando a las generaciones actuales con su legado ancestral y reforzando la importancia del arte en la narrativa de la justicia y la sociedad.
