Los envenamientos masivos continúan como práctica común, pero infructuosa, para intentar mantener la población de perros callejeros. Aunque no ataca realmente el problema, la población deposita cebos en espacios públicos para matar a los caninos.
Víctimas de este acto crueldad, actualmente siete perros rescatados por el Centro de Control y Bienestar Animal, luchan por su vida.
A simple vista parece que los caninos están sedados, sin embargo, los veterinarios del lugar explicaron que no es así, el dolor que sienten los mantiene inmóviles, la mayoría estuvieron al borde de la muerte.
“Recibimos una denuncia de la presencia de seis cadáveres en la zona de El Tejocote, por San Cristóbal Huichochitlán, pero después se percataron que seguían respirando así que llegamos lo más rápido posible, estaban muy mal, a varios se les tuvo que brindar reanimación cardio-pulmonar”, comentó
Emanuel Pedraza, coordinador del Centro.
El sábado, dos perros más llegaron y el lunes, reportaron a otro en las mismas condiciones en las inmediaciones de El Tecojote, todos compartían la misma sintomatología: diarrea, vómito y afectaciones neurológicas.
La madrugada del lunes, dos cachorras murieron, su corazón no resistió los daños que resultaron del envenenamiento.
Aunque aún no se tiene señas del o los agresores, las investigaciones han comenzado por parte del área Jurídica de la Dirección de Medio Ambiente de Toluca, y es que el maltrato animal está tipificado como delito en el Código Penal del Estado de México.
Aunque los perros rescatados el sobrevivan, la probabilidad de que desarrollen secuelas hepaticas y renales de por vida es alta.
El envenenamiento masivo no resuelve el problema de la situación de perros callejeros, sin embargo, es una práctica común en Mexico que no solo pone en riesgo a los caninos, también a la fauna del lugar, incluso la doméstica, al tiempo en que el veneno se filtra al subsuelo contaminando mantos acuíferos.
Pedro Pérez
